Asociación Vecinal
La Fraternidad de Los Cármenes

Si el lector revisa en la Wikipedia qué eventos se produjeron en aquel ya tan lejano 1957, comprobará con tristeza que se realizaron decenas de detonaciones de bombas atómicas experimentales, que se produjo el tercer accidente nuclear más grave de la historia, que hubo graves terremotos y riadas, que eran tiempos de dictaduras, guerras calientes y “guerra fría”. Eventos extraordinariamente negativos que, hace tan solo unos años y a grandes rasgos, pensábamos haber dejado atrás. La guerra en Ucrania, la matanza en Oriente Próximo, tensiones, retrocesos, el accidente nuclear de Fukushima, la COVID-19, el cambio climático… parecen devolvernos al pasado. Pero no todo van a ser noticias negativas… También en 1957 se pusieron en órbita el Sputnik y Laika, el primer satélite artificial y la primera perra astronauta, dos hitos de la incipiente carrera espacial.

Las noticias negativas siempre tienen más peso que las positivas. Por eso predominan en los registros. Pero eso no quiere decir que superen en número a las positivas. Este peso queda registrado en nuestro subconsciente con un simplista, pesimista e injusto: ¡Joder, qué mal está todo!

También en 1957 comenzó la primera fase de construcción de los poblados de Caño Roto. Es un hecho eminentemente local que no cambió la historia de la humanidad, ni supuso un hito tecnológico, pero sí consiguió cambiar la vida de mucha gente, además de ser un hito arquitectónico.

Los Poblados Dirigidos fueron una iniciativa urbanística para la construcción de casas baratas en las que alojar a aquella auténtica marea de migrantes que, por esa época, abandonó el campo hacia la gran ciudad. Llegaban a Madrid en busca de un futuro mejor y, a falta de una vivienda, construían chabolas muy precarias en el extrarradio. Evidentemente, no estaba en sus manos adquirir una vivienda.

Sin entrar en mayor detalle, en los Poblados Dirigidos las instituciones públicas proveían suelo, diseño, dirección y materiales, mientras que los futuros propietarios actuaban como obreros (domingueros) y pagaban una parte de los gastos.

Para levantarlo se eligió el terreno de una antigua escombrera, con un contorno irregular y grandes desniveles, que dificultaban las alineaciones y creaban zonas de tránsito difícil. Se definieron 1.606 viviendas en distintas tipologías, 1.004 colectivas y 602 unifamiliares, y se diseñó de tal forma que el Poblado Dirigido de Caño Roto pasó a ser un caso de estudio internacional en cuanto a diseño de vivienda social se refiere. Para que el lector se haga una idea, los columpios originales del poblado se encuentran expuestos en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Disponía de colegio público, parroquia, mercado y locales para comercio e industria.

Al final, como se suele decir, lo barato sale caro. Las viviendas no eran de la mejor calidad y no estaban adaptadas al terreno y al movimiento de las aguas. Tampoco era un tipo de construcción pensada para la eternidad. Total, que su estado fue deteriorándose hasta que se hizo imprescindible una remodelación, forzada a través de años de una extraordinaria lucha vecinal.

Esta remodelación supuso que, el Poblado Mínimo de Caño Roto, donde se encontraban las viviendas con peores materiales, fuera completamente desmantelado dado su terrible estado general. Las viviendas unifamiliares del Poblado Dirigido que se encontraban en las cercanías de la Vía Carpetana, fueron derribadas y sustituidas por bloques en altura, transformándose en lo que ahora conocemos como Poblado de Absorción. En el Poblado Dirigido la remodelación afectó especialmente a los bloques de viviendas que se caían a pedazos. 

Estamos en 2024. Han transcurrido 67 años desde aquel lejano 1957 y, en lo que a Caño Roto respecta, podríamos afirmar aquello de: ¡Joder, qué mal está todo! pero, antes de resultar agoreros, vamos a analizar la situación.

Económicamente… umm… a los narcos les va bien. Las viviendas se construyeron para gente humilde y humilde sigue siendo. Los datos de renta per cápita nos sitúan entre las zonas más pobres de municipio, provincia y país (algunas áreas censales están en el percentil 2 de renta). La edad media de la población es alta.

A nivel de seguridad, estamos mucho peor que al comienzo, pero bastante mejor que en los años 80-90. Volvemos a estar inmersos en una nueva ola de venta y consumo de droga. De todo tipo de drogas, incluida aquella que dejó tantos y tantos muertos por sobredosis. Cuando vemos las estampas que está dejando el fentanilo al otro lado del océano Atlántico, nos preguntamos cuánto tardará en llegar aquí, si es que no lo ha hecho ya. Junto a la droga han vuelto robos, hurtos, asaltos, amenazas, miedo, abusos sexuales y la ley del silencio.

En cuanto a los servicios, el colegio hace mucho que ya no lo es, transformado en un centro para el empleo. La comisaría que se instaló con posterioridad cerró hace décadas. El mercado fue demolido. La parroquia de la Resurrección sobrevive al paso del tiempo, rodeada por vallas que previenen contra la caída de cascotes desde las alturas. Los locales industriales están abandonados o sirven de trastero. Los pocos comercios no superaron la época dorada de las drogas y ahora se están convirtiendo en viviendas. Los pocos negocios que sobreviven son bares situados en el perímetro del poblado. ¿Qué queda en el interior? Una farmacia, algunos pisos turísticos sin licencia, algún prostíbulo, varios narcopisos y puestos de venta de droga. Más allá del perímetro, en las cercanías, tenemos un polideportivo municipal, un auditorio poco usado, un Espacio de Igualdad, grandes parques (unos más descuidados que otros), instituto y colegio público.

En lo que se refiere al cuidado del entorno, Caño Roto está abandonado. El Ayuntamiento de Madrid dice “no poder actuar como le gustaría porque el área no está recepcionada”. Esto impide que sea atendido por los servicios de limpieza, que se arreglen las cosas, que se cuiden y se mantengan las  zonas verdes, que se poden los árboles… El caso es que disponemos de diversos documentos oficiales que niegan la mayor: la recepción se realizó hace más de nueve lustros. ¡Tiene que resolverse ya!

Respecto a vivienda, el Poblado Dirigido cuenta con una protección arquitectónica que impide hacer casi cualquier cosa, pero que es muy exigente respecto al cuidado. Por supuesto sin ninguna ayuda. El terreno sigue siendo el mismo, la calidad sigue siendo la misma, los materiales siguen siendo los mismos, pero el tiempo va pasando. Todo ello hace que las viviendas se vayan deteriorando. La situación en el Poblado de Absorción no es mejor, pese a que las viviendas tienen solo treinta años: roturas de tuberías, sótanos inundados, grietas, hundimientos, desperfectos… abandono.

¿Turistificación y gentrificación? Por aquí se bromeaba afirmando que los narcos mantienen estos problemas “modernos” alejados de Caño Roto, pero últimamente se perciben señales y huele a quemado. No en vano estamos muy cerca de la M30, en un área envidiable y rodeados de grandes parques.

Hasta aquí nuestro breve análisis de la situación. ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? ¿Os entran ganas de gritar ¡Joder, qué mal está todo!? Nosotras no lo vamos a hacer. Y no lo vamos a hacer porque antes estuvo peor. Y no lo vamos a hacer porque estamos sembrando semillas, para que todo mejore. Sí, es complicado que germinen. Sí, muchas se secarán al poco y otras más tarde, pero alguien tiene que plantarlas. Hemos aprendido de las luchas y reivindicaciones pasadas, de la gente que se unió para mejorar este entorno. Son luchas casi olvidadas, cuyo recuerdo aflora poco a poco en encuentros con vecinas y vecinos.

Ninguna cosa se resolvió nunca sola y si no nos preocupamos nosotr@s, ¿quién se va a preocupar? 

Ahora bien, ¿tú qué haces por tu entorno?